jueves, 22 de marzo de 2012

La sombra alargada de la gran banca


El microestado caribeño de Belice practica desde hace años el acreditado modelo de las Islas Vírgenes Británicas para introducirse en el mercado offshore (según argot de este sector de “los servicios financieros”), “vendiendo domicilios” para sociedades instrumentales de negocios internacionales legales o de la corrupción y el blanqueo de dinero sucio. Esa operativa comercial homologada debió de formar parte de la formación académica impartida en el programa del profesor Diego Torres para el real alumno Iñigo Urdangarín en la prestigiosa escuela de negocios ESADE de Barcelona, un aventajado alumno con el que se asoció el citado profesor. Aunque sin esa preparación exclusiva, también han sido capaces de desarrollar actividades similares todos los cabecillas del rosario de casos de corrupción político – financiera que, gracias a la tenacidad de la ONIF, de la Fiscalía Anticorrupción, y de algunos jueces, hemos ido conociendo en los procesos judiciales incoados; y la opinión pública ha tenido noticia de la permisividad legal para la utilización corriente de las sociedades fantasma en centros offshore; como son los casos de la gran estafa de Ruiz Mateos-Nueva Rumasa, la red Gürtel – cuyo primer condenado ha sido el juez instructor del caso- , las cuentas secretas en Suiza de la familia Botín, el llamado caso Campeón y el citado caso Urdangarín y de los gobiernos autonómicos de Baleares y de Valencia junto a muchos otros que la prensa no ha reseñado.

Además, en febrero pasado The Wall Street Journal (8/2/2012) destacaba que la mafia, los narcotraficantes y las organizaciones terroristas están utilizando cada vez más las sociedades instrumentales o pantalla, los paraísos fiscales o refugios extraterritoriales (offshore havens) e incluso las zonas francas para ocultar grandes cantidades de dinero. Era una reseña de las declaraciones del alto funcionario del Departamento del Tesoro de los EEUU, responsable para la lucha contra la delincuencia financiera y la financiación del terrorismo internacional, que señalaba como explicación general las deficiencias acusadas que existen en esa lucha debidas a la escasa supervisión de los movimientos internacionales de capitales y al papel incontrolado de la banca transnacional. Y para más pruebas, al mes siguiente, la guardia de finanzas italiana (una prestigiosa policía especial dedicada a combatir los delitos económicos) ha revelado de nuevo cómo la Camorra napolitana mantenía unos sustanciosos flujos de dinero sucio para su blanqueo vía los notorios paraísos financieros y fiscales de Liechtenstein, Suiza y Luxemburgo (El País 20/3/2012); estos dos últimos países, miembros activos del Comité de supervisores bancarios de Basilea, organismo responsable de las normas sobre solvencia bancaria que se aplican en todos los países, con agujeros incluidos.

Todo esto es el resultado de la reactivación de la banca tras la crisis financiera inicial, de la que se recuperó gracias a las ayudas y avales públicos incondicionales otorgados y que ahora pesan gravemente sobre el endeudamiento de los gobiernos europeos, incluido el español; traducidos ahora en recortes injustos del gasto público y social. Pero la raíz de estos hechos escandalosos la encontramos en los propios gobiernos del G-20,y en particular de todos gobiernos de la UE, que han perdido el combate por la regulación y la transparencia de la banca y de los mercados financieros globales, optando por someterse al dictado de los especuladores. Y así, la gran banca, las agencias de regulación crediticia, las grandes auditoras, el Banco de Pagos Internacionales de Basilea (Suiza) y demás reguladores privados en la sombra, han ganado la partida frente a los gobiernos, como analizo a partir de los hechos en mi libro El casino financiero que nos gobierna. Trampas y juegos financieros a lo claro (Clave Intelectual, 2012), subrayando, entre otras consecuencias, la amenaza que supone para la democracia el funcionamiento incontrolado de este casino mundial y con la esperanza de contribuir a avivar la conciencia de la ciudadanía y genere sólidas respuestas políticas.

En una sesión del Foro Económico de Davos en enero de 2012, con la intervención de Jean Claude Trichet, ex gobernador del BCE; Nouriel Roubini, conocido profesor de la Universidad de Nueva York; Lord Turner, máximo responsable de los servicios financieros británicos y otros expertos internacionales se planteaban el tema de si los grandes bancos son un remedio o una maldición para la economía global. Y en su intervención, uno de los expertos más críticos del sistema financiero, Lord Turner, recordaba que el origen de la crisis financiera de 2007 que aún no se ha resuelto estuvo en el shadow banking o banca en la sombra; un asunto al que el informe oficial del Congreso de los EEUU sobre la crisis financiera dedica todo un largo capítulo por su contribución a la opacidad del mundo financiero que impide su control por los gobiernos democráticos. Y hoy la banca en la sombra es mayor que era cuando tuvo lugar la crisis del banco Lehman Brothers, como subrayaban hace meses algunos expertos en el Financial Times. Lo que significa como sabemos, que hablar de banca en la sombra es hablar de los llamados paraísos fiscales, de la opacidad de los centros financieros offshore, para no residentes; de la posibilidad de sustraerse a la tributación de los mismos Estados que les protegen con leyes y autoridades públicas que velan por la seguridad del tráfico comercial y financiero del que se benefician; y como contrapartida esos bancos y grupos empresariales utilizan esos instrumentos offshore para eludir la supervisión de sus cuentas por parte de los bancos centrales.

Por eso, frente a la política de amedrentamiento de los ciudadanos perseguido desde el poder político y mediático, particularmente en España, apelamos a la búsqueda de información veraz y de respuestas sólidas contra este funcionamiento inoperante de la democracia.-