Los gobiernos del G-20 han mantenido el consenso neoliberal tras la crisis financiera reactivando de hecho los paraísos fiscales o centros offshore, la banca en la sombra y la especulación financiera según se revela en mi libro El casino que nos gobierna, que en 2012 se ha publicado en España (2ª ed.) y en Argentina.
martes, 2 de febrero de 2010
Otra cara de Davos: "Recuperación estadística y recesión humana"
En 2010, los personajes en esa feria del dinero y su poder conocida como Foro Económico de Davos – del que suele ignorarse que es ante todo un rentable negocio particular – han dejado ver sus temores sobre el incierto futuro de la globalización que conocemos, coincidiendo en que es frágil la situación económica. Y fue Laurence Summers, la máxima autoridad económica del equipo de Obama, quien lo dijo más claro: “Lo que vemos es recuperación estadística y recesión humana”. Si en los años sesenta tenía empleo el 95 % de los estadounidenses de 25 a 45 años, ahora solo lo tiene 1 de cada 5, informó este asesor del Presidente en la mesa en que participó, siendo casi el único en hablar del paro en Davos, trasladando la preocupación que Obama ha mostrado en su reciente discurso a la nación. De ahí su intento de ligar el empleo con sus propuestas de reformas para que los bancos sirvan de verdad a la economía productiva. Y que el ahorro privado se traduzca en crédito a las empresas y a los consumidores y deje de ser solo fuente del negocio financiero instrumentado por los bancos para su exclusivo beneficio.
Algunos analistas críticos anticipaban hace semanas que la gran banca estadounidense y sus asociados en todo el mundo revelarían su oposición a esas propuestas de Obama disfrazada con el lenguaje diplomático y los tecnicismos en las conferencias y los paneles del Foro de Davos 2010, como así ha sucedido. Del mismo modo que en adelante se reflejará en las reuniones de otras organizaciones internacionales y en la próxima cumbre del G-20, a través de posibles acuerdos multilaterales aguados y la retórica de una mayor coordinación internacional de los reguladores, con la cooperación del Banco Internacional de Pagos de Basilea, verdadero poder fáctico mundial. Pero, en cualquier caso, sin tocar los fundamentos de la globalización de los mercados financieros que son la base del negocio a costa del ahorro de los países y el bienestar de sus gentes.
Hasta el momento, los lobbies de Wall Street tienen paralizadas las reformas impulsadas por el Presidente. Mientras la ayuda pública a la gran banca fue decidida por la Administración Bush en cuestión de días, desde febrero 2009 avanzan muy lentamente o están empantanados en el Congreso los proyectos legislativos de Obama para la regulación y supervisión de la banca y los operadores financieros; la reforma legislativa para el control de los derivados; y la modificación legislativa contra el fraude vía paraísos fiscales. El caso de esta última es toda una demostración del poder que tienen los lobbies financieros sobre Washington o de los limites del poder del Presidente, pese a la inquietud por el aumento del déficit y el endeudamiento público y a sus manifestaciones como candidato durante la campaña electoral, porque es muy significativo que el Congreso tenga aparcado desde hace un año el proyecto de ley contra la evasión y el fraude incentivado por los paraísos fiscales (Stop Tax havens Abuses Act).
Por todo ello, fue importante la declaración en la Casa Blanca del pasado 21 enero, tras la derrota demócrata en Massachussets. Cuando se está olvidando el origen bancario de la larga crisis económica global, con afirmaciones contundentes Obama recordó que “la crisis económica empezó como una crisis financiera, cuando bancos y entidades financieras corrieron enormes riesgos con despreocupación persiguiendo beneficios rápidos y bonus masivos”; y que “en los dos últimos años, más de 7 millones de americanos han perdido sus empleos en la recesión más profunda que los EEUU han conocido en generaciones”.
Asimismo el Presidente de los EEUU añadía que “no podemos aceptar un sistema en el que los accionistas hacen dinero con las operaciones (financieras) si el banco gana, pero pagan los contribuyentes si el banco pierde”; sosteniendo con rotundidad que “nunca otra vez será el contribuyente estadounidense rehén de un banco que es demasiado grande para dejarlo caer.” Y anunciando “la limitación de los riesgos de las principales firmas” porque “no se puede seguir permitiendo a los bancos que patrocinen, inviertan en o disponga de sus propios fondos especulativos de alto riesgo (hedge funds), fondos de capital riesgo o que realicen operaciones con activos financieros (propietary trade) para su propio beneficio sin relación con el servicio a sus depositantes”
Si Obama lo lograra habríamos avanzado hacia la reducción del dominio financiero de la economía real. (Unas medidas que habría que aplicar ya en España no solo a la banca sino a las grandes Cajas de Ahorro)
Desde luego era necesario recordar que “mientras el sistema financiero (de EEUU) es mucho más fuerte hoy que era hace un año, opera todavía bajo las mismas reglas que llevaron al casi colapso”. Como ocurre con el sistema bancario en los demás países. Y lo escandaloso es que, aunque no se explicitara en el citado discurso, el sistema bancario en los EEUU, en el Reino Unido y en otros muchos países sigue funcionando gracias al dinero de los contribuyentes o al aval de los gobiernos, aunque no suministre el crédito que demanda la economía productiva.
No obstante, frente al dilema que se plantean nuestros neoliberales de la izquierda y de la derecha sobre si ha llegado o no el momento de “retirar los estímulos fiscales a la economía” según el eufemismo uso, el presidente Obama ha optado por incluir fuertes medidas para la creación de empleo en el presupuesto para el próximo año fiscal, según el reciente comunicado oficial, como una salida para conseguir un aumento inmediato del empleo que haga posible un crecimiento efectivo, no estadístico, de la economía que genere la reducción futura del déficit público-
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